domingo, 7 de febrero de 2016

TARTA FONDANT DE LA PATRULLA CANINA

Hoy me salgo un poco de la temática del blog, pero quería enseñaros mi lado repostero que de vez en cuando me gusta practicar. 
En esta ocasión es una tarta fondant para el cumpleaños de mi sobrina Inés. 
La tarta está hecha de forma casera, y con lo básico e imprescindible que tengo por casa, he hecho cuatro o cinco tartas de este tipo, o sea que estoy en pleno aprendizaje. El fondant no me gusta especialmente por una parte, porque lleva mucho trabajo, y por otra porque a pesar de que me gusta ponerle siempre la capa de fondant lo más fina posible, suele resultar demasiado dulzón, y aunque yo soy una golosa empedernida, a la gente le da reparo comer este tipo de tartas porque les resultan muy dulzonas y acaban quitando la capa de fuera. 
Pero para los cumpleaños de niños, quedan tan bonitas y resultonas que cada año se la hago variando la temática a gusto de la cumpleañera. 

Este año, a sus cuatro añazos, la pobre Peppa Pig ha sido destronada de presidir sus tartas, como lo hizo los dos años anteriores, y es ahora la Patrulla canina la afortunada de tener dicho honor. Cuando le pregunté que de que quería este año la tarta no me lo puso fácil, la quería no con uno, si no con todos los personajes perrunos. Así que tras darle vueltas a como podía conseguir que quedaran un poco decentes, me fui a lo fácil y encargué en una tienda de repostería una impresión en papel de azúcar comestible, y ya aproveché para poner la foto de la cumpleañera y hacerla así más personalizada aún, este es el resultado; 



Este año quería conseguir un bizcocho jugoso que no resultara demasiado dulce, así que descarté la idea de los rellenos que había usado en años anteriores, como nutela, nocilla, mermeladas y buttercreams varias, así que me arriesgué con la nata. Sé que en tartas fondant no son para nada recomendadas ya que al necesitar frio puede estropearse el fondant en el frigorífico, pero se me metió en la cabeza, que con una nata y una trufa podría controlar bien la cantidad de azúcar para que el conjunto de las capas no resultara empalagosa. 
Total, que me lié la manta a la cabeza y le puse una capa de relleno de ganache de chocolate blanco (la cual era la primera vez que la hacía y me encantó, repetiré seguro), otra de trufa, y otra de nata, ahí estaba toda yo desafiando a las primeras normas básicas que te aprendes cuando empiezas a hacer este tipo de tartas!!
Después de tener toda la tarta montada me arrepentí. ¡Lo reconozco! Y estuve mirandola espectante a cada momento con la idea hecha de que en cualquier momento se desharia todo el fondant y quedaría un churro, quien me mandaría a mi meterme en estos fregaos, pensaba yo. 
Pero por suerte ha hecho una noche bastante fresquita así que la he dejado en la terraza y se ha conservado estupendamente. Por supuesto me atreví porque estamos en febrero, esto en verano no se me ocurre hacerlo. Bueno en verano directamente huyo del fondant, ya que alguna vez lo he intentado y el resultado no ha sido tan bueno.

En la siguiente imagen os dejo las vistas desde algunos de los perfiles, y también del corte de la tarta, se puede ver lo finito que he dejado el fondant, casi que se transparenta! jajaja. Aunque se notan un poco más las imperfecciones, me gusta más así.
Que pena me ha dado meterle el cuchillo!!  La verdad es que ha sido todo un éxito, está feo que lo diga yo, pero de sabor estaba muy buena; 


Bueno hoy he rajado más de la cuenta, me despido ya hasta otro día que venga con más manualidades. Gracias por la visita!!!



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